Comenzó el año y la noticia de la muerte de cuatro amigas me ha llenado de tristeza.
María Estela Andrés, maga notable, inteligente y aguda, alumna maravillosa, dulce y enérgica. ¡Sabía tanto! Se fue portando su dolor y su agobio en el cuerpo, con la mente lúcida, sintiendo la seguridad de ir donde corresponde. Vivió con la conciencia despierta.
Isabel Velasco, escritora, Presidenta de la SECH, Secretaria General por años, vivió y escribió con intensidad. Tuvo desempeños notables en su gestión, pero sobre todo fue una gran amiga, con la que pude compartir tantas tareas, conversaciones, campañas, defensa de los derechos hmanos y encuentros literarios. ¡Algún día se le hará justicia!
La muerte de Carmen Guzmán Eguiguren me sorprende. Casi de mi edad, era la hermana de mi amigo Ismael, una pizca mayor, pero fue su amiga y “partner”, como él la define. Me duele el dolor de mi amigo y me hace presente que muchas veces dejamos que el tiempo pase y nos nos vemos lo suficiente. ¿Tendrá que llegar la muerte para saber lo que pudimos haber hecho y no hicimos?
Y cuando escribía estas líneas me entero por mi hija Mariana que murió Manola Robles, La Manola, periodista de las horas duras, reporteaba en la calle y donde estaban los conflictos, mujer que creó escuela de honestidad, valentía, veracidad, testimonio. Luchó por los derechos humanos, por el periodismo libre, por la verdad. Compartimos el trabajo difícil en la radio Cooperativa en los años en que arreciaba la dictadura. Ella fue siempre una guía para todos, con un compromiso a toda prueba, un símbolo de una época y una manera de vivir.
Queda un vacío, que es más grande y hondo cuando no puedo ir al funeral de ninguna de ellas por la pandemia, porque no se puede abrazar a los amigos y a los que permanecen. Porque el rito queda trunco.
Hoy no se puede salir a la calle: la soledad se agudiza y aunque yo sepa todo lo que sé y crea en todo lo que creo, estas muertes dejan vacíos y recuerdos. No hay reemplazo, hay vacío. Ellas deben estar mejor. Somos nosotros los que lloramos en silencio y soledad.

Jaime Hales
Enero de 2021