Mantengamos el secreto.
Deja que todos crean
que tú y yo somos normales,
transitorios,
moribundos,
como las parejas tristes,
como el calor del verano,
llenos de costumbres y rutina.
Mantengamos el secreto.
No le cuentes a nadie
que sale miel de la palmera,
que en las noches
cantamos con el sol.
No le digas a la gente
que corre sangre por tus venas
que hay pelos en mi espalda
y que cuando te amo en puntas de pies
sobre el Código Civil
tirita tu espalda.
Que nadie sepa que
las hiedras recitan poemas de Neruda,
que las buganvilias cantan,
que seco tus lágrimas con hojas de sauce.
No cuentes mi secreto a nadie.
Porque te amo como los vivos
y no como la gente de la calle.
Sintiendo tus dedos en mis pies
y tu palabra cantando la tragedia
de amores inconclusos
en la inmensidad de la tierra.
No contemos a nadie que sabemos amar
más allá del compromiso,
en medio de los autos y el cemento,
jugando a ser juglares del ayer.
Déjalos que crean que es rutina
y que nuestro trato
sea un secreto para dos.
(Cada amor construye su propia rutina.
Nosotros hemos armado la nuestra con la certeza del amor,
la fuerza de la pasión, la experiencia de los años.
Todo lo nuestro es secreto,
aunque nuestro amor no sea clandestino.
Por fin.)